ESCRACHE (DENUNCIAS PUBLICAS

jueves, 30 de mayo de 2013

Soluciones

http://www.mediacionfamiliarvlc.com/c_soluciones.html

joseluis_asociacion

C's: IU de Cayo Lara rompe con la Igualdad y la Fraternidad constitucion...

Toni Cantó pide cuentas sobre el aborto y la violencia de género

La decisión de tener hijos "se convirtió en algo muy exigente» Los hombres y las mujeres se sienten "incertidumbre acerca de si sabrán cómo ser padres»

http://www.tvi24.iol.pt/503/sociedade/filhos-pais-maes-tvi24/1454709-4071.html


La tarea de ser padre o madre se ha convertido en "demasiado exigente", causando ansiedad que puede dar lugar a la postergación de la maternidad, sostiene la socióloga e investigadora Vanessa Cunha, responsable de un estudio que se presentará el jueves.

La decisión de tener hijos "se convirtió en algo muy exigente, parece que tenemos que ser muy hábil en términos de crianza de los hijos para hacer de este compromiso", dijo Lusa Vanessa Cunha Instituto de Ciencias Sociales (ICS) de la Universidad de Lisboa.

En la actualidad, "hay muchas personas que se sienten inseguros acerca de si sabrán cómo ser padres, serán capaces de llevar a bien este papel", al contrario de lo sucedido en la generación anterior que la paternidad se "asume de forma más natural, sin este tipo de angustia e incertidumbre ", explicó.

Vanessa Cunha es el investigador responsable del estudio "La intención de tener hijos y la demora en tiempos de incertidumbre", realizado en colaboración con el centro de investigación de la Universidad de Évora y será presentado el jueves.

Este proyecto tiene como objetivo ayudar a comprender la postergación de la maternidad en Portugal, tanto el segundo hijo, que ya había estado ocurriendo desde hace algunos años como la primera, que es una situación reciente.

"Lo que tenemos desde los años 50 está retrasando la llegada del segundo hijo, lo que lo hace tan visible la emisión de un único niño en la sociedad portuguesa", un rasgo distintivo en comparación con la vecina culturales del sur de Europa, explica Vanessa Cunha .

La tertulia de Luis. La violencia doméstica En Casa de Herrero Presentado por Luis Herrero 51:21 Además, comentamos la declaración del expresidente de FCC José Mayor Oreja sobre las donaciones al PP por un importe total de 60.000 euros al PP en 2011.

http://esradio.libertaddigital.com/fonoteca/2013-05-28/la-tertulia-de-luis-la-violencia-domestica-59370.html



1ª Carrera por la custodia compartida y modificación de las leyes de gén...

ENTREVISTAS BLANCA1)

casoantequera_02

casoantequera_01






http://www.mediacionfamiliarvlc.com/c_soluciones.html

LA APROBACION DEL VOTO FEMENINO

El primero de octubre de 1931 se produce un avance histórico que recordamos años después. Por aquel entonces tuvo sus panegiristas y sus detractores: Fue la aprobación del voto femenino.
   
Es frecuente saber que fue aprobado en 1931 durante la II República. Lo que no es tan frecuente en este aniversario es que se recuerde quiénes votaron a favor y quiénes votaron en contra del voto de las mujeres.

La izquierda se opone al voto femenino

   La izquierda temía que las mujeres fueran más conservadoras y más religiosas que los hombres. Temía especialmente la influencia que la Iglesia Católica pudiera ejercer en el voto femenino. El reconocimiento del derecho a voto de las mujeres, por tanto, quedaba condicionado a que las mujeres votaran a la izquierda. Por lo que, la decisión de este sector ideológico atendía principalmente a intereses políticos.

En el Congreso sólo había tres escaños ocupados por mujeres. De las tres sólo Clara Campoamor, del Partido Radical, defendió el sufragio femenino. Victoria Kent, del Partido Radical Socialista, se opuso al voto afirmando que “no es cuestión de capacidad; es cuestión de oportunidad para la República”. Su oposición reflejaba la citada postura de la izquierda.

El propio Manuel Azaña ironizó sobre el enfrentamiento verbal entre Victoria Kent y Clara Campoamor, comentando que sólo había dos mujeres en la cámara y ni por casualidad podían ponerse de acuerdo. 

El diario "La Voz", al día siguiente, ampliaba este comentario preguntándose ¿qué pasaría entonces en España cuando hubiera 50 mujeres en la Cámara?. 

El diputado izquierdista Novoa Santos, eminente clínico y patólogo, intentó justificar el voto en contra desde el punto de vista de la ciencia, asegurando que a la mujer no la dominaban la reflexión y el espíritu crítico, sino que se dejaba llevar siempre de la emoción. En ella, según Novoa, el histerismo no era una simple enfermedad, sino la propia estructura de la mujer.

El líder del PSOE, Indalecio Prieto, fue uno de los muchos socialistas que votaron en contra. Abandonó el Congreso formando un alboroto y asegurando que “se había dado una puñalada trapera a la República”. Cuando efectivamente la izquierda perdió las elecciones en 1933, la izquierda señaló a Clara Campoamor como culpable, a quien nunca perdonaría.


DISCURSO ANTE LAS CORTES SOBRE EL VOTO FEMENINO VICTORIA KENT

Reproduzco el diario de sesiones sobre el voto femenino por Victoria Kent, la cual fue incluso, ironizada llegado a este punto por la propia izquierda de Azaña, se llevo a cabo por la votación afirmativa de la derecha, ante la negativa política de los componentes progresistas de esta política, que mas de izquierda era liberal, aunque dentro del grupo político de la izquierda española de la época.

La Srta. KENT: Señores Diputados, pido en este momento a la Cámara atención respetuosa para el problema que aquí se debate, porque estimo que no es problema nimio, ni problema que debemos pasar a la ligera; se discute, en este momento, el voto femenino y es significativo que una mujer como yo, que no hago más que rendir un culto fervoroso al trabajo, se levante en la tarde de hoy a decir a la Cámara, sencillamente, que creo que el voto femenino debe aplazarse. (Muy bien.- Aplausos) Que creo que no es el momento de otorgar el voto a la mujer española. (Muy bien.)Lo dice una mujer que, en el momento crítico de decirlo, renuncia a un ideal. (El Sr. Guerra del Río: Los cavernícolas hablan de pastel.) Quiero significar a la Cámara que el hecho de que dos mujeres, que se encuentran aquí reunidas, opinen de manera diferente, no significa absolutamente nada, porque, dentro de los mismos partidos y de las mismas ideologías, hay opiniones diferentes. Tal ocurre en el partido radical, donde la Srta. Campoamor figura, y el Sr. Guerra del Río también. Por tanto, no creo que esto sea motivo para esgrimirlo en un tono un poco satírico, y que a este problema hay que considerarle en su entraña y no en su superficie.

En este momento vamos a dar o negar el voto a más de la mitad de los individuos españoles y es preciso que las personas que sienten el fervor republicano (Muy bien). , el fervor democrático y liberal republicano nos levantemos aquí para decir: es necesario aplazar el voto femenino. (Muy bien). Y es necesario Sres. Diputados aplazar el voto femenino, porque yo necesitaría ver, para variar de criterio, a las madres en la calle pidiendo escuelas para sus hijos; yo necesitaría haber visto en la calle a las madres prohibiendo que sus hijos fueran a Marruecos; yo necesitaría ver a las mujeres españolas unidas todas pidiendo lo que es indispensable para la salud y la cultura de sus hijos. Por eso Sres. diputados, por creer que con ello sirvo a la República, como creo que la he servido en la modestia de mis alcances, como me he comprometido a servirla mientras viva, por este estado de conciencia es por lo que me levanto en esta tarde a pedir a la Cámara que despierte la conciencia republicana, que avive la fe liberal y democrática y que aplace el voto para la mujer. Lo pido porque no es que con ello merme en lo más mínimo la capacidad de la mujer; no, Sres. Diputados, no es cuestión de capacidad; es cuestión de oportunidad para la República. Por esto pido el aplazamiento del voto femenino o su condicionalidad; pero si condicionamos el voto de la mujer, quizás pudiéramos cometer alguna injusticia. Si aplazamos el voto femenino no se comete injusticia alguna, a mi juicio. Entiendo que la mujer, para encariñarse con un ideal, necesita algún tiempo de convivencia con la República; que vean las mujeres que la República ha traído a España lo que no trajo la monarquía: esas veinte mil escuelas de que nos hablaba esta mañana el Ministro de Instrucción pública, esos laboratorios, esas Universidades populares, esos Centros de cultura donde la mujer pueda depositar a sus hijos para haberlos verdaderos ciudadanos.

Cuando transcurran unos años y vea la mujer los frutos de la República y recoja la mujer en la educación y en la vida de sus hijos los frutos de la República, el fruto de esta República en la que se está laborando con este ardor y con este desprendimiento, cuando la mujer española se dé cuenta de que sólo en la República están garantizados los derechos de ciudadanía de sus hijos, de que sólo la República ha traído a su hogar el pan que la monarquía no les había dejado, entonces, Sres. Diputados, la mujer será la más ferviente, la más ardiente defensora de la República; pero, en estos momentos, cuando acaba de recibir el Sr. Presidente firmas de mujeres españolas que, con su buena fe, creen en los instantes actuales que los ideales de España deben ir por otro camino, cuando yo deseaba fervorosamente unos millares de firmas de mujeres españolas de adhesión a la República (La Srta. Campoamor: Han venido.), cuando yo deseaba miles de firmas y miles de mujeres en la calle gritando "¡Viva la República!" y "'Viva el Gobierno de la República!", cuando yo pedía que aquella caravana de mujeres españolas que iban a rendir un tributo a Primo de Rivera tuviera una compensación de estas mismas mujeres españolas a favor de la República, he de confesar humildemente que no la he visto, que yo no puedo juzgar a las mujeres españolas por estas muchachas universitarias que estuvieron en la cárcel, honra de la juventud escolar femenina, porque no fueron más que cuatro muchachas estudiantes. No puedo juzgar tampoco a la mujer española por estas obreras que dejan su trabajo diariamente para sostener, con su marido, su hogar. Si las mujeres españolas fueran todas obreras, si las mujeres españolas hubiesen atravesado ya un periodo universitario y estuvieran liberadas en su conciencia, yo me levantaría hoy frente a toda la Cámara para pedir el voto femenino. (Muy bien.- Aplausos.) 

Pero en estas horas yo me levanto justamente para decir lo contrario y decirlo con toda la valentía de mi espíritu, afrontando el juicio que de mí puedan formar las mujeres que no tengan ese fervor y estos sentimientos republicanos que creo tener. Es por esto por lo que claramente me levanto a decir a la Cámara: o la condicionalidad del voto o su aplazamiento; creo que su aplazamiento sería más beneficioso, porque lo juzgo más justo, como asimismo que, después de unos años de estar con la República, de convivir con la República, de luchar por la República y de apreciar los beneficios de la República, tendríais en la mujer el defensor más entusiasta de la República. Por hoy, Sres. Diputados, es peligroso conceder el voto a la mujer. Yo no puedo sentarme sin que quede claro mi pensamiento y mi sentimiento y sin salvar absolutamente para lo sucesivo mi conciencia. He ahí lo que quería exponer a la Cámara. (Grandes aplausos.)