Xavier Ginesta
Periodista y profesor de la Universitat de Vic
En este estercolero, Catalunya no es diferente en España ni España dista mucho de Italia. El politólogo Jordi Matas recordaba, en la presentación del libro de Miravitllas, que "una quinta parte de los 'consellers' de Jordi Pujol estuvieron imputados por corrupción, que no quiere decir condenados" o que "un 70% de los políticos imputados que se presentaron a las últimas elecciones municipales fueron reelegidos". ¡Dramático! Hay un problema de "cultura política" --recordaba otra politóloga, la italiana Laura Cervi-- que permite pensar que la corrupción institucionalizada es la punta del iceberg de unas sociedades mediterráneas que viven de la picaresca o, en el último extremo, han permitido la creación de estructuras de "familiarismo amoral", tecnicismo para no tener que pronunciar la palabra mafia.
Pero, la cultura política que ha institucionalizado esta corrupción --la que tan bien resume Miravitllas en 'La conjura de los corruptos' (Robinbook, 2013)-- es la misma que ya hace tiempo que pervierte la esencia de la democracia dejando eternizar a algunos electos en su sillón y haciéndoles creer que tienen inmunidad para todo. Es la cultura política que reclaman cambiar aquellos que ejercen un voto de castigo contra los malditos "partidos tradicionales", algunos de los que, también desgraciadamente, se han refugiado en el populismo porque les ofrece mensajes claros y rompedores. La lucha contra la corrupción sistémica no debe hacerse, exclusivamente, de forma reactiva, a base de investigaciones de los jueces de instrucción y los fiscales que posiblemente terminen archivadas en un cajón del juzgado. La lucha debe ser proactiva, desde la base, y con el compromiso y responsabilidad de una clase política -cuya mayoría está limpia de pecado-- que debe asumir que la principal causa de la desafección es la maldad de algunos de sus compañeros. Por ello, como ironizaba el historiador Antoni Segura durante la presentación, "un libro de autoayuda como el de Ramon nos puede ir bien". No tengo ninguna duda.
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